lunes, 25 de mayo de 2009

EL ESCRITOR DE MI VIDA

Si hay alguien a quien debe echarsele la culpa de que yo escriba, es más que al premio Nobel de literatura Ernest Hemingway. A él y a una gripa.
Cuando yo tenía 15 años me enfermé de gripa y mi mamá me dejo en casa para ir de compras. Yo estaba sola, aburrida y la televisión no me ofrecía nada interesante a eso de las 11 de la mañana. De pronto me vi en una cama frente a centenares de libros en el librero de mi mamá y la curiosidad me ganó.
Me pare a escudriñar y vi el cuento de Hemingway "El viejo y el mar".
Me acomodé en la cama y de pronto, al leer, encontré el camino de mi vida. No deje el libro hasta terminarlo. Me enamoré de Hemingway y me enamoré de los libros. Creo que de Ernest lo que más me gustó fue su instinto por la aventura, su vida tormentosa, el que fue corresponsal de guerra, y además tan guapo. Yo hubiera querido ser su última esposa y que me escribiera un personaje, me hubiera gustado ser la jovencita que caminaba descalza por la playa con el vestido blanco y sonreía mientras los risos de su cabello se movían a la par con las olas del mar, que lindo hubiera sido Mr. Hemingway, sin duda a su vida le faltó algo... jejeje.
Los textos de Hemingway son capaces de darle una vida nítida a sus personajes tanto en lo físico como en lo emocional, ejemplo de ello es su novela "Por quién doblan las campanas" basada en la guerra civil española, donde casi puedes tocar a los protagonistas, ver el puente, oir los disparos.
Si de novelas se trata nadie como Hemingway, no cabe duda. Y "el viejo y el mar" bueno, eso es ¡¡otra cosa!!! Si no han leído estos dos libros no han vivido, de verdad.

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