domingo, 18 de octubre de 2009

CEMENTERIO DE AVIONES (III)

Hoy pasé por tu casa par cumplir una vieja promesa que te hice. Estaba todo tan cambiado que apenas pude reconocer ese lugar donde pasé tantas tardes, tantas noches, tantos recuerdos. Todo estaba en penumbras y te juro que me dolieron las entrañas de ver el sitio tan solo.
Estuve a punto de gritar tu nombre: JOSE LUIIIIIS! Pero maldita sea! sabía que nadie iba a salir, en mi cabeza te veía, abriendo la reja, saliendo despacio y con una sonrisa en el rostro como siempre.
-Hola - me dirías.
-Hola -te hubiera respondido yo y habríamos ido por ahí a hablar horas y horas.
Por Dios que estuve a punto de gritar tu nombre, pero me contuve para no parecer una loca.
No pude cumplir mi promesa, no pude cumplirte ninguna de las promesas que te hice, supongo que tu tampoco pudiste, supongo que hicimos lo mejor que pudimos... no lo sé.
Luego que terminé la prepa perdí contacto con Myrna, en especial luego de que le di bajón con el Titi (ups).
Dejé de verte, hasta un día que nos encontramos por esas cosas del destino en la calle, yo iba a pie y tu te ofreciste a llevarme, la pasamos muy bien en el camino, y prometiste que me llamarías, pero no lo hiciste.
Y así nos llegamos a ver de vez en cuando, tu quedabas en hablarme pero no lo hacías, y yo me quedaba esperando como la Martina. ¿porqué no me llamabas? Ni idea...
Sé que suena anti-romantico, pero no recuerdo ya nuestro primer beso, no lo recuerdo...
sólo recuerdo esa danza de encuentros y desencuentros que nos perseguían siempre, momentos felices, y luego ausencias.
Hasta que decidí no quererte tanto, porque ya te quería, pero decidí que no quebrarías el corazón cada vez que te diera la gana y dejaras de verme.
Entonces era yo la que te buscaba, te encontraba y nos besabamos como locos en tu tienda de ropa.
¡Si esa silla blanca hablara! Tu sentado, y yo encima de ti comiendote a besos, aun hoy no entiendo como no se rompió y nos echó al piso como nos lo merecíamos :)
Pero ya con más años y menos verguenza me aventuré a preguntarte un día:
-Bueno, pues, y tú dime ¿nosotros que somos? ¿Amigos? ¿Novios? ¿Cancos? ¿Conocidos? ¿O qué? Digo, porque cuando te presente a alguien no sé que voy a decirles, mira te presento a Jose Luis, mi... ¿mi qué?
Por supuesto después de haber usado esa táctica varias veces con anterioridad sabía a la perfección su respuesta... pero aun así puse cara de What? y los ojitos de venado mientras esperaba tu contestación.
-Pues novios ¿no?
-Nnno sé -te dije entonadita.
-Pues sí ¿no?
-Si tú quieres.
-Sí, si tú quieres.
-Sí, sí quiero -contesté como si acabarás de hacerme la propuesta más romántica, a la que siguió una larga y apasionada sesión de besos y apachurros...
Mira José Luis, tú que siempre me reporchaste que no escribiera de ti, mira, ahora es lo único que puedo hacer...
Supongo que hay que tener cuidado con lo que se desea, poque se puede convertir en realidad.

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