Este artículo me gustó mucho, se los paso porque aunque lo tengo escaneado en un ladito no se le ve nada. Aquí el contenido, salió publicado en el semanario El Reto, no sé tendría yo veintypocos años. Y por cierto, es de mi autoría.
ENTRE EL GENIO Y LA LOCURA
El genio es un ser excesivo, fuera de lo comú, y por ende un solitario. Es un ser que camina por delante de su tiempo marcando la pauta que luego la humanidad seguirá.
Sin embargo, resulta estremecedora la delgada línea, casi imperceptible, que separa al genio de la locura y como innumerables ocasiones es sobrepasada.
Cabría entonces preguntar si ¿es acaso un genio quién guía a la humanidad, o es ésta tan sólo dirigida ciegamente hacia el vacío por las desquiciadas alucinaciones de un demente?
Según el Psiquiatra francés Phillipe Brenot existen varios factores que influyen en la germinación de un genio, desde la herencia genética, la pérdida de un familiar, la excesiva atención de un progenitor y la instrucción temprana. Sin excluir los razgos de una personalidad rebelda, individualista y perseverante, con un marcado sentido de la identidad, negativa en la mayoría de los casos, que conduce a una interminable búsqueda por tratar de superar la propia identidad a través de su obra.
A partir de estas premisas es posible explicar las patologías y anomalías psicologícas que acompañan a los genios, y que en diversos casos representan esa voz de dolor interno que intentaron acallar por medio del suicidio Vincent Van Gogh, Virginia Wolf, Jack London y Ernest Hemingway, entre otros.
Es innegable que un genio es un ser de extraordinaria sensibilidad. Y que es esa sensibilidad lo que lo lleva a percibir al mundo, las ideologías y emociones, con denotada nitidez para luego expresarse y difundir su visión en notas, figuras o palabras.
Así pues no es el desequilibrio lo que lo hace genial, sino su inmenso genio lo que llega a desequilibrarlo.
Y más allá de los transtornos bipolares, melancolias o neurosis, aquello que atormenta al genio es su inmensa capacidad de sentir y percibir al mundo. Ese don que puede transportarlo del paraíso al infierno vertiginosamente.
Aun así, no importa lo que el destino le depare a un genio, las tragedias de su existencia jamás eclipsarán el valor de su obra.
Porque esa pizca de osada locura que todos llevamos dentro pero sólo algunos tienen el valor de enfrentar, es vital para desafiar la estructura del sistema y sostener las ideas vanguardistas que cambiarán al mundo. Ya que como explica Jonathan Swift en Los Viajes de Gulliver "Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, lo reconoces porque todos los necios se alían contra él".
Sin embargo, resulta estremecedora la delgada línea, casi imperceptible, que separa al genio de la locura y como innumerables ocasiones es sobrepasada.
Cabría entonces preguntar si ¿es acaso un genio quién guía a la humanidad, o es ésta tan sólo dirigida ciegamente hacia el vacío por las desquiciadas alucinaciones de un demente?
Según el Psiquiatra francés Phillipe Brenot existen varios factores que influyen en la germinación de un genio, desde la herencia genética, la pérdida de un familiar, la excesiva atención de un progenitor y la instrucción temprana. Sin excluir los razgos de una personalidad rebelda, individualista y perseverante, con un marcado sentido de la identidad, negativa en la mayoría de los casos, que conduce a una interminable búsqueda por tratar de superar la propia identidad a través de su obra.
A partir de estas premisas es posible explicar las patologías y anomalías psicologícas que acompañan a los genios, y que en diversos casos representan esa voz de dolor interno que intentaron acallar por medio del suicidio Vincent Van Gogh, Virginia Wolf, Jack London y Ernest Hemingway, entre otros.
Es innegable que un genio es un ser de extraordinaria sensibilidad. Y que es esa sensibilidad lo que lo lleva a percibir al mundo, las ideologías y emociones, con denotada nitidez para luego expresarse y difundir su visión en notas, figuras o palabras.
Así pues no es el desequilibrio lo que lo hace genial, sino su inmenso genio lo que llega a desequilibrarlo.
Y más allá de los transtornos bipolares, melancolias o neurosis, aquello que atormenta al genio es su inmensa capacidad de sentir y percibir al mundo. Ese don que puede transportarlo del paraíso al infierno vertiginosamente.
Aun así, no importa lo que el destino le depare a un genio, las tragedias de su existencia jamás eclipsarán el valor de su obra.
Porque esa pizca de osada locura que todos llevamos dentro pero sólo algunos tienen el valor de enfrentar, es vital para desafiar la estructura del sistema y sostener las ideas vanguardistas que cambiarán al mundo. Ya que como explica Jonathan Swift en Los Viajes de Gulliver "Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, lo reconoces porque todos los necios se alían contra él".
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