Había una vez un pequeño teatrito, era un vagoncito color rojo con adornos de colores que andaba por los confines de la tierra...
1.-¿Los con-que?
Los confines, esos lugares alejados que casi nadie visita.
Bueno pues el teatrito andaba por los confines y dentro vivía el titiritero, las marionetas y una oruga llamada Paure, que era de color verde, según ella porque comía mucho pasto.
Pues Paure se despertaba al anochecer cuando escuchaba los ronquidos del titiritero y salía de su casita que estaba en un agujero de la pared para ir a llamar a su amigo.
¡Idaf! ¡Idaf! –le susurraba.
Idaf era una marioneta que se despertaba cada noche...
2.-¿Qué una marioneta?
Si, Idaf era la hermosa marioneta de un mimo de porcelana blanca con el cabello negro como la noche y los ojos color miel, y se despertaba porque tenía vida, si, una noche un rayo de luz de luna había besado sus mejillas y él había despertado. Y cada noche descolgaba sus cuerdas de la pared donde lo dejaba el titiritero para ir con Paure, que era su mejor amiga. Pero la verdad es que Idaf, no es por hacer chisme, pero estaba enamorado de la princesa.
3.-¿De cual?
Pues de una hermosa marioneta de princesa, rubia, de ojos azules y con un ajustado vestido color rojo. Y bueno, Idaf no era feo, pero como la marioneta de la princesa no tenía vida, pues lo suyo no podía ser. Idaf soñaba con bailar al lado de su amada, sin que las cuerdas del titiritero los guiaran, y pensaba que esa era la única felicidad que podía existir para él en el mundo.
Así que todos los días Idaf le pedía a la luna 3 veces por noche que despertara a la princesa:
-Que despierte mi princesa, por favor, despierta a mi princesa, dale vida como a mi luna.
Y como la luna ya estaba tan cansada de escuchar la misma cantaleta cada noche, que pues...
¿Qué creen que paso?
4.-¿Qué? ¿Qué?
Pues que manda un rayo de luz de luna al vagoncito y que
(pas, pum, pas)
-¿Qué son esos ruidos? -pregunta Paure- ¿Qué será?
-No se -le responde Idaf confundido.
En ese momento una marioneta comenzó a despertarse.
Estoy todo enredado –dijo el lobo desde la pared.
-Te ayudo –se ofreció Idaf, pero entonces... Un leve bostezo se escucho.
-Ahh.
Y la marioneta de la princesa parpadeo con sus enormes ojos azules. Idaf se quedo sorprendido, la tomó por la cintura y la bajo de donde estaba con ternura.
Pues para no hacerles el cuento muy largo ya tenemos a tres marionetas con vida: Idaf, el lobo y la princesa. Así que para festejar el acontecimiento, decidieron bajar del teatrito y hacer un party en el bosque (osea una fiesta, bailongo, o dancing). Entonces Idaf pensó que seria el más feliz del mundo.
Y con la música de los grillos y el canto de los árboles cuando se mecen empezaron a bailar, pero cuando Idaf creyó que su sueño iba a comenzar la princesa se tropezaba, se caía, y no tenía ni pizca de gracia para el baile. Idaf se desilusionó y pensó que ya no podría ser feliz al lado de ese pedazo de porcelana que no sabia ni el más elemental paso de baile.
Paure eso si, estaba brinque que brinque moviendo su cabecita verde de oruga, cuando de pronto...
(pas, pas, pas)
-Creo que es el titiritero –dijo Paure asustada.
El titiritero salió del teatrito enfurecido por el escándalo que lo había despertado. Las marionetas se tiraron en el suelo para fingir que dormían, el titiritero no pudo comprender nada pero dijo groserías, recogió a las marionetas, las metió al teatrito y las aventó con furia en un baúl. Luego se subió en la parte de enfrente del teatrito, todo modorro y despertó de mala gana a Canelilla, la yegua canosa que empezó a llevar al teatrito por la vereda o camino pues.
-¿Qué vamos a hacer? –pregunto la princesa.
-¿Nos habrá visto? –pregunto también el lobo.
Idaf no pelo ni a uno ni al otro, estaba demasiado desilusionado para pensar o contestar.
Entre los tres empujaron la tapa del baúl y salieron.
5.-¿Y Paure?
Pues la pobre de Paure apenas se había agarrado de una tablita cuando el teatrito comenzó a andar, y estaba a punto de caerse. Entonces una nueva marioneta se despertó, pero era una marioneta mala, un ave negra de ojos amarillentos y pico temible que en cuanto vio a Paure pensó:
-Pero que rico bocadito me estaba esperando –Y se acercó, abrió el pico, se saboreó un segundo y justo cuando la tenía al borde de su pico para comérsela..
-Paure ¿Estas bien? –la tomó Idaf en sus manos sin darse cuenta que el ave se la quería jambar, o comer.
-Si.
-Y ahora ¿Que vamos a hacer? –habló el lobo.
-Yo creo que deberíamos cortarnos estos lazos, para poder ser libres –respondió la princesa.
-¿Para qué? –Preguntó el lobo.
-Para ser libres ahora que tenemos vida podemos decidir por nosotros mismos, no dejar que el titiritero nos maneje –insistió la princesa. Ninguno le respondió. Entonces la princesa buscó unas tijerotas.
6.-¿Y que paso?
Pues se cortó las cuerdas para ser libre, Idaf y el ave también lo hicieron, solo el lobo se quedó con sus cuerdas. Pero no sintieron nada distinto.
7.-¿Porque?
Por que la libertad no es suficiente para ser diferente, en la vida hay que luchar por cualquier cosa que se quiera tener. Y hay veces que las personas o las marionetas no saben que hacer con la libertad.
-Deberíamos irnos –dijo el ave.
-¿A donde? –Pregunto el lobo.
-En busca del ultimo confín –continuó el ave.
-El ¿Qué? –preguntó la princesa.
-El lugar mas bello de la tierra, donde el tiempo y la realidad no existe y todo esta lleno de felicidad.
-Eso no existe –trato de desmentirlo el lobo que podía ver su maldad. El ave se asusto al pensar que el lobo terminaría por convencerlos.
-Shhh, esperen, creo que es el titiritero, ¡Sí! Se acerca, ¡Saltemos! ¡Saltemos ya! –y en ese momento empujó a Paure, Idaf y la princesa fuera del vagón que seguía andando.
Todos se regaron por el camino.
-¿Dónde esta a princesa? –pregunto Idaf.
-Se fue por allá –dijo el ave engañándolo como a un pe... perfecto tonto.
La princesa se quedó en el camino esperando a Idaf.
-Sé que vas a volver –pensó. Y si bien la princesa era bastante torpe para el baile, tenía una hermosa voz que nadie conocía, entonces canto en medio del camino y le pidió al viento que llevára a Idaf su canto.
Mientras tanto, Idaf, Paure y el ave iban camine que camine rumbo al último confín, al que si llegaron y era un lugar muy hermoso lleno de flores, aves, ríos y todo eso que existe en el lugar más bello del mundo.
Y quien sabe cuanto tiempo pasó, porque en el lugar mas bello del mundo el tiempo no existe, pero un día el viento llevó la voz de la princesa junto a Idaf.
-Te extraño –decía. Entonces él reaccionó, entendió que ni el lugar mas bello del mundo te puede hacer feliz si no eres libre, entonces extrañó al teatrito, al lobo y hasta al gruñón titiritero.
-Voy a buscar a mi princesa –le dijo a Paure.
-Ya era tiempo, me cae –le respondió su amiga. El ave lo escuchó todo y sus ojos amarillos se pusieron rojos de coraje.
8.-¿Y que hizo el ave?
Pues Idaf solo le dijo “Me voy” sin esperar su respuesta ni otro mas de sus engaños, el ave movió sus patas con uñas grises y afiladas, pero como en el lugar más bello del mundo no hay malvados, alguien que vio al ave le lanzó una chispa de magia, y el ave se hizo chiquita, chiquita, hasta convertirse en...
9.-¿En que? ¿En que?
En mosca, y creo que como mosca todavía anda por ahí molestando de vez en cuando, así que siempre tengan sus espantamoscas a la mano. O.k.
Idaf y Paure caminaron juntos por el bosque guiados por el viento y encontraron a la princesa al borde del camino.
-Princesa despierta –le dijo Idaf con voz de enamorado -¡Despierta! –le grito luego, porque pensó que además de mala bailarina estaba sorda, pero ella no despertó, se había quedado dormida esperándolo.
Idaf quiso llorar como los humanos pero como era de porcelana no pudo, y solo se puso triste, muy triste. Le pidió perdón a la princesa por que supo que había cometió un error al juzgarla sin conocerla, porque si bien ella no tenía la gracia del baile su voz era la mas dulce del universo, y le prometió que nunca juzgaría a nadie sin conocerlo. Comprendió que al principio cuando se cortó las cuerda no había sentido la libertad porque la libertad es saber decidir correctamente y tener el valor para defender esas decisiones, la libertad es lo que la princesa conocía aún con las cuerdas puestas, es ser diferente sin tener miedo de lo que los demás puedan pensar y sobre todo el mayor don que puede haber en la libertad es el de darle la libertad a los que están a nuestro lado porque no hay nada mas bello que dos almas libres caminando juntos por deseo propio, sin ataduras. Idaf lo comprendió.
Entonces cargó a la princesa y se fue caminando a yo no sé dónde, ni creo que él tampoco lo supiera, pero igual Paure lo acompañó.
Hasta que encontraron un teatrito rojo con adornos de colores donde se escuchaban los ronquidos de un titiritero gruñón, en él estaba el lobo que los esperó desde la puerta, feliz de verlos. Paure entró, emocionada de volver a ver su casita en el agujerito de la pared, Idaf cargaba a la princesa. El titiritero jamás se explicó como regresaron sus marionetas.
Ahora el teatrito sigue contando historias por los confines de la tierra e Idaf le pide a la luna ahora 17 veces por noche que despierte a su princesa, que le dé vida de nuevo, y la luna esta tan cansada, que tal vez le haga caso.
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